jueves, 3 de septiembre de 2015

Crónicas revolucionarias (I): la revolución bolchevique de 1917:

Un aspecto que fastidia bastante (y que ciertos "cuñaos" de izquierdas repiten siempre) es hablar de un hecho sin mirar el contexto y extrapolar ese hecho a un contexto totalmente distinto. Y el caso por excelencia son las revoluciones. Por ese motivo, voy a empezar una serie de post haciendo crónicas de revoluciones (de muchos tipos), incluyendo el contexto histórico y los hechos. Comenzamos con la revolución bolchevique.

Antecedentes: El reinado del zar Nicolás II fue un periodo en que culminó la decadencia del Imperio Ruso. Las derrotas militares y las miserias sufridas por los campesinos y obreros hacen que, en 1905, haya una manifestación de corte socialdemócrata buscando que el status quo se modernizara y llevara a cabo cambios que beneficiaran a los trabajadores. Aún siendo tan moderada la propuesta, la respuesta del gobierno ruso fue reprimirla a tiros (literalmente).

En 1914, con este episodio aún reciente, el Imperio Ruso entra en guerra con las potencias centrales (Alemania y el Imperio Austrohúngaro) a consecuencia de la crisis ocasionada por el asesinato del heredero al trono austrohúngaro en Sarajevo. Pese a la superioridad numérica, y al éxito en el primer asalto, las fuerzas rusas son derrotadas en Tannemberg (Prusia Oriental, actualmente territorio polaco) y el II Ejército ruso es totalmente desbandado (sus supervivientes son enviados a otras unidades). La falta de confianza por parte de los soldados y mandos de campo hacia los generales, en su mayoría cortesanos sin conocimientos bélicos, aumenta gradualmente con el curso de la guerra. Al igual que el descontento a consecuencia de las privaciones en la retaguardia.

Finalmente, en 1917 se organiza el mismo tipo de manifestación que en 1905, solo que en este caso los soldados, trabajadores movilizados en su mayor parte, en vez de disparar se unen a los manifestantes (pensando en que ellos fácilmente podían haber sido los que estaban manifestándose). Se crea una asamblea de soldados y trabajadores (Soviet de Petrogrado) y se reestablece el parlamento (Duma), estando éste subordinado al Sóviet.

Esta crisis interna termina con un gobierno de transición presidido por el socialdemócrata Kerenski, cuya incompetencia y el hecho de que se negase a un acuerdo de paz con Alemania precipita su caída, siendo cada vez más impopular. Coincide con ésto la llegada desde el exilio de Vladimir Illich Ulianov, alias "Lenin", líder y fundador del partido bolchevique. Ayudado por fondos alemanes (al imperio alemán le convenía firmar un acuerdo de paz con Rusia para enviar las tropas al frente occidental y lanzar la "ofensiva del Káiser") y sabiendo ganarse a las masas con propuestas sensatas y que defendían los intereses de los trabajadores, dicho partido fue consiguiendo cada vez más apoyos, hasta que en el 1º congreso panruso de los Sóviets obtiene mayoría simple con un 40% de los escaños. Coincide este congreso con el asalto por parte de las milicias bolcheviques al Palacio de Invierno, donde estaban atrincherados los restos del gobierno provisional de Kerenski. El abandono de dicho congreso por parte del partido socialdemócrata da a los bolcheviques la mayoría absoluta que ansiaban y necesitaban, y Lenin forma gobierno.

Obviamente la toma armada del poder en esta revolución es consecuencia directa de las condiciones de partida: había un régimen dictatorial (la monarquía zarista), desprestigiado e incapaz de mantener la lealtad de la mayor parte de sus tropas y oficiales (se estima que más del 75% de los soldados y oficiales de campo del ejército ruso se pasaron al posterior Ejército Rojo). El primer aspecto la hizo indispensable, y el segundo ayudó a hacer que triunfara, pese a los intentos contrarrevolucionarios del general cosaco Kolchak.

Las potencias occidentales no ven con buenos ojos estas acciones por motivos geopolíticos: el imperio ruso, si bien odioso, era un títere en manos de Francia y Reino Unido, y perderlo supone un problema en la guerra contra Alemania, motivo por el cual ambos países financiaron grupos antibolcheviques en Europa del Este y se negaron a reconocer a la URSS hasta los años 20. Estados Unidos fue uno de los primeros países occidentales en reconocer a la URSS como estado legítimo, y de hecho en los años 20 y 30 hubo un intercambio cultural importante entre ambos países (artistas soviéticos hacían giras por EEUU y viceversa, de hecho se hicieron bastantes chistes cuando los hermanos Marx visitaron la URSS, diciendo que iban a "llevarles un nuevo marxismo al estilo americano más divertido"*). Igualmente en el aspecto internacional ambos países coincidían temporalmente, pues en ambos casos eran partidarios de mantener la paz a nivel internacional, ya fuera mediante la sociedad de naciones, ya fuera presionando en base a la superioridad militar.

*La broma con los apellidos fue idea de los propios hermanos Marx, los cuales eran conscientes de la coincidencia de apellidos con Karl Marx y decidieron aprovecharla con fines cómicos. De hecho la gira tuvo bastante éxito, se hizo muy popular su estilo de humor.

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