lunes, 29 de febrero de 2016

Una visión euroasiática sobre España desde el prisma de la crisis ucraniana

Una visión euroasiática sobre España desde el prisma de la crisis ucraniana
La sociedad española está atravesando un periodo crucial de formación del nuevo gobierno. Las recientes elecciones parlamentarias han mostrado que los votantes esperan cambio, nuevas personalidades políticas que lideren el país a un estado de desarrollo, subrayando maneras de resolver los presentes problemas, que expresan relevantes intereses sociales. Está claro que el nuevo gobierno se enfrentará con retos tales como el empeoramiento de la situación social, desempleo, especialmente entre la juventud española, la integridad territorial y la soberanía nacional de España en la Unión Europea. Los ciudadanos comunes de España no prestan atención a los problemas de otros países como Ucrania. Mientras tanto, las relaciones ucranianas con la UE, la situación que está emergiendo en la sociedad ucraniana, directa e indirectamente apunta a las perspectivas de la situación socioeconómica en España y a su membresía en la UE.
El proyecto de integración de Ucrania en Europa ha sido “empujado” contra el deseo del actual presidente Viktor Yanukovych, y, sobretodo, contra el respeto por los procedimientos democráticos en relación a la elección del pueblo ucraniano en este tema. La frustración de la voluntad de la sociedad ucraniana puede ser argumentada en que el referéndum no se hizo en Ucrania, sino que fuerzas políticas que deseaban la integración europea llevaron a cabo un golpe de Estado anticonstitucional, asimilado en Kiev como un alzamiento popular contra un poder irresponsable y corrupto. En realidad, esto fue una actuación en la que participaron como extras que puso en marcha verdaderos cambios en la gente del país en Kiev, pero los instigadores, eran acérrimos liberales, nacionalistas y nazis. Esta pintoresca unión surgió en base al odio común contra Rusia y no fue motivada por el amor a Europa y a los valores europeos. Para el español ayuda saber que los llamados “luchadores revolucionarios” eran organizaciones nacionalistas. Lo que pasó, lógicamente, no es por deseo de los ucranianos, sino de burócratas europeos impuestos y de sus patrones estadounidenses con colaboracionistas ucranianos. Y Ucrania, con su catastrófico hundimiento económico (la modernización de su economía requerirá cerca de 150 billones de dólares estadounidenses), con el mandato de las élites políticas corruptas y sus clanes oligárquicos se convierte en un prometedor miembro de la UE, como Estado fallido, los contribuyentes españoles se verán forzados a ayudar. La entrada de Ucrania en el proceso de integración europeo no ganará a ningún español común, ni siquiera a ucranianos. Este proyecto implementa los objetivos estadounidenses de dominación mundial llevando a cabo una guerra fría sacrificando a los europeos. También la obtención de la burocracia europea hará que Ucrania se convierta en un mecanismo de concentración de recursos financieros relocalizados a regiones locales bajo criterio de lealtad política. En otras palabras, los europeos son obligados a tomar posiciones “correctas”. Los burócratas europeos aprobarán cualquier iniciativa, incluso si ésta va en detrimento de la población de determinados países o de toda Europa.
Es fácil suponer que el proceso de integración ucraniana en la Unión Europea será interminable y que los españoles deberían alertarse del hecho de que la Unión reciba tan cuestionable “adquisición”. Para los ciudadanos españoles mantener la unidad nacional es muy urgente con casos como Cataluña y País Vasco. Algunos pueden ver atractivo y simpatizar con la lucha ucraniana contra la “agresión rusa”, que combate al separatismo, pero la situación en Ucrania tiene una dimensión diferente que el problema catalán en España. Los llamados separatismos fueron generados por un golpe de Estado en Kiev, una política de ucranización forzada, violaciones severas y constantes contra las lenguas de las minorías y a practicar su fe. En Crimea se llevó a cabo un referéndum, mientras en Donbass nacía una campaña de desobediencia civil derivada de los esfuerzos de los nacionalistas ucranianos y de los políticos de Kiev que consideran a los habitantes de estas regiones como “indignos de confianza y antipatriotas”, básicamente los trataban como a colonos. Donbass y Crimea fueron explotados durante el periodo de independencia ucraniana. Los recursos financieros de toda Ucrania se enviaban mayormente a Ucrania occidental para atender el exceso de población desempleada, que vienen a “representar” el 90 % de los ucranianos que había en la Plaza de la Independencia en Kiev (más conocida como Maidan – Nota del Traductor).
Para la actitud española respecto a la integración ucraniana en la UE debería ser un criterio comprobar su situación en la UE, si entendemos que la UE no es un proyecto de las corporaciones multinacionales sino una comunidad de pueblos soberanos orientados hacia los ideales de cooperación, humanismo y aperturismo. La moderna Ucrania con su culto al nacionalismo agresivo y su insistencia parasitaria para con la UE, con su caza de brujas, con la persecución de cualquiera que no acepte el ideal de la “Gran Ucrania” o que se desvíe de forma mínima de las políticas oficiales (detenciones y asesinatos de comunistas, sindicalistas y miembros del antiguo Partido de las Regiones) desacreditaría a la UE si perteneciera a ella. Si los amos estadounidenses y la burocracia europea muestran actitudes de indulgencia y simpatía al rampante robo de la élite ucraniana, haciendo énfasis en no darse cuenta de las campañas alabando a criminales nazis y dando informaciones falsas a la población; los españoles tienen el derecho a cuestionar si esto no degradará los estándares morales de la lucha que mantienen contra la demagogia, la corrupción y la indefensión de los intereses del votante, que son cosas propias de políticos populistas. No sería leal la entrada de Ucrania en la UE aun considerando la indulgencia de todos sus “pecados” y sería impensable para aquellos que consideran estos actos como totalmente inaceptables en lo moral y lo jurídico, manifestándose con determinación contra el sacrificio de los intereses de los españoles a favor de la falseada integración europea de Ucrania.
Alena Ageeva, coordinadora del equipo de acción social “Southeast Star”.
Traducido por Jesús Adrián Martínez (@FullChus).

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