Las consecuencias de la crisis capitalista que estamos
sobreviniendo son cada vez peores. Recientemente se conoció la noticia del
suicidio de una mujer de 43 años de la localidad de Zaragoza. El motivo,
haberse quedado en la oscura sombra que ofrece la cola del paro y, en
consecuencia, no tener el suficiente dinero para poder pagar el piso en el que
vivió durante más de 30 años. La fuerte presión que realizaba el peso de la
deuda sobre esta mujer provocó que este jueves tomase tal decisión. Otro
suicidio más que pone de manifiesto a qué “brotes verdes” se refiere nuestro
presidente, Mariano Rajoy, o cuales son las dimensiones de la recuperación
económica de la que intentan convencernos desde Bruselas.
Así, pronto la noticia se hizo con un eco increíble y se
convocó hoy una concentración en Zaragoza como último adiós a la despedida y
que sirvió como recordatorio de que todavía continúan más procesos como estos y
que, cada vez son más los afectados. Unas 200 personas asistieron a la concentración
convocada entre las que estaba la Asociación de Vecinos de Lanuza Casco Histórico
de Zaragoza. Se gritaron consignas como “Ni gente sin casa, ni casas sin gente”,
“no es un suicidio, es un genocidio” o “instituciones, soluciones” reclamando
firmemente la paralización de todos los procesos de desalojo forzado activos.
También se recordó la convocatoria a la manifestación del 28 de febrero, reclamando
más alquileres sociales y la concesión del Decreto Aragonés de la Vivienda.
Este genocidio que suponen los desahucios es un claro ataque
a la clase trabajadora, la cual está sufriendo en sus propias carnes las
consecuencias de la crisis capitalista. Cada vez son más y mayores las
consecuencias, y cada vez son menos los responsables. Sin duda, hemos de
señalar con el dedo a los culpables, las grandes oligarquías financieras, sobre
las cuales recae todo el peso de las centenares
de muertes que provocan a su paso.
¡ANTE LOS DESAHUCIOS, ORGANIZARSE Y LUCHAR!
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