Así, sin más. Y mientras ríen los de la OTAN.
Esta medida, aprobada por casi el 60% de la Rada del país
condena la ideología comunista y la equipara al nazismo (curiosamente,
ideología que sustenta al gobierno ucraniano). De este modo, el Estado podrá
investigar libremente a los sindicatos libertarios y juzgar a los componentes
de estos movimientos, simplemente, por su ideología. El gobierno de Kiev se
envuelve en un patriotismo e indican que “nuestra Nación debe velar por la
libertad”. Por si fuera poco, la hoz y el martillo quedan totalmente prohibidas
bajo el marco de la ley por lo que si una persona se manifiesta y muestra esta
simbología puede ser detenida y encarcelada y, en un grado mucho mayor, puede
ser incluso abatida por la policía por ser considerada un delito contra la
seguridad pública y un crimen de Estado.
Petró Simonenko, líder del Partido Comunista de Ucrania, fue detenido hace unos días e interrogado por el Servicio de Seguradad. En las próximas semanas, el partido debe tomar una determinación: o abandona sus símbolos y puede permanecer con actividad (ilógico puesto que el partido ya ha sido prohibida en muchas regiones) o se resiste cambiar y pasaría a vivir en la clandestinidad. Mientras, la UE que tanto defendía la libertad del pueblo ucraniana sigue callada.
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