viernes, 29 de mayo de 2015

Boko Haram, mercenarios del imperio yanqui

Nigeria es el país más poblado de África y el primer productor continental de petróleo. Cuenta además con grandes reservas de gas y minerales como el hierro y oro, recursos ampliamente codiciados por el gobierno federal y los gobiernos locales pero también por las milicias de liberación de las zonas productoras. Países desarrollados como Estados Unidos y el principal país que todavía se autodenomina emergente, China, tienen en Nigeria el campo de juego de sus disputas interhegemónicas. La economía nigeriana, cuyo PIB creció un 6.3% en 2014, presenta una de las mayores tasas de crecimiento interanual en el mundo. En el año 2014 se convirtió en la primera economía africana con un Producto Interno Bruto de 521 mil millones de dólares. Los anclajes externos de los diversos y contradictorios actores interiores están ejerciendo una fuerte presión hacia la desestabilización del país. El conflicto más importante es la lucha del grupo Boko Haram por implantar la Sharía en un país dividido entre musulmanes y cristianos. El escenario es sencillo: la presencia de un grupo militante asociado al proyecto americano ISIS versus el posicionamiento de China como el primer socio comercial del país. La mayor parte de los recursos petroleros nigerianos se encuentra al sur del país, en la región del Delta del Níger, una zona de gran influencia comercial e interés por sus estratégicas rutas fluviales que conducen hacia los ríos Níger y Benue. Durante la colonia británica era una zona de producción de aceite de palma. En la actualidad es una de las zonas de producción y extracción petrolera más grandes del mundo. Allí se albergan un sinnúmero de grupos étnicos y religiosos diferentes y el Movimiento de Emancipación del Delta del Níger (MEND por sus siglas en ingles), una milicia que busca la secesión de los estados más ricos del país: Rivers, Bayelsa y Delta. La lucha del MEND no es más que un apéndice separatista fomentado por intereses externos que buscan debilitar al gobierno nigeriano para apropiarse de los recursos energéticos. El MEND ha buscado apoyo internacional justificando su causa al amparo del derecho de libre determinación de los pueblos y sosteniendo que los recursos del Delta del Níger pertenecen a los pueblos que lo habitan. El financiamiento del MEND proviene de terceros actores que apuestan por la fragmentación de Nigeria mediante la escisión de la región sur. A Estados Unidos conviene la balcanización del primer exportador de petróleo africano. Nigeria ha comerciado habitualmente con empresas de extracción americanas como Shell, Exxonmobil, ENI y Chevron más la francesa Total. Pero Nigeria es hoy el primer socio comercial de China en África, obteniendo así un posicionamiento estratégico en torno a la idea de multipolarismo que parece estarse configurando en el escenario internacional. Si bien las principales extractoras y operadoras petroleras de los países desarrollados continúan operando en el séptimo país productor de petróleo del mundo, el ingreso de China en el mercado petrolero nigeriano fue un duro golpe para las empresas americanas. Durante el año 2014 el gobierno chino de Xi Jin Ping comprometió la inversión de 10 mil millones de dólares con el gobierno de Goodluck Jonathan para la construcción de infraestructura necesaria en el país a cambio de la venta de petróleo. La intención de China no es “cooperar” con los nigerianos ni los africanos en general, sino plantar bandera en un continente lleno de recursos energéticos y minerales. El proyecto África-China promovido por Beijing busca invertir fuertemente en todo el continente, especialmente al sur del Sahara. Para los africanos es vital acceder a recursos que mejoren sus economías, desarrollen sus territorios y mejoren las condiciones de vida de una población mayoritariamente pobre e indigente. Si esos recursos no implican las habituales políticas de reajuste del BM, FMI y BAD o condiciones que frenen su desarrollo en favor del libre mercado, es políticamente más aceptable todavía. La presencia de China en Nigeria no solo implica la instauración de un ámbito comercial sino también iniciativas en temas militares que buscan controlar y frenar la escalada de violencia en el Delta del Níger y a las fuerzas de Boko Haram en el noreste del país. Aunque Nigeria posee una fuerte heterogeneidad étnica, lingüística y cultural, religiosamente está dividido entre cristianos al sur y musulmanes al norte. Las milicias buscan en el sur la independencia para abastecerse con los recursos estratégicos y en el norte buscan expandir la ley islámica a todo el país y más allá hacia Níger, Benín y Camerún. La lucha armada comandada por Boko Haram (‘la educación occidental es un pecado’, según su interpretación en árabe), se ha declarado afín y aliado del Estado Islámico (EI), un ejército mercenario que lucha por una república árabe unida en Iraq y Siria, financiado por intereses norteamericanos. Aunque Boko Haram combate desde hace varios años recientemente se fortaleció y su violencia ha recrudecido. Mientras el gobierno de Jonathan y el gobierno chino de Xi Xinping estrechan lazos de cooperación militar, financiera y comercial, el grupo militante sigue ganando más espacio. El enfrentamiento entre China y Estados Unidos no es directo. Uno busca ganar legitimidad aliándose con el gobierno nigeriano, el otro intenta desestabilizarlo apoyando las luchas separatistas y extremistas, opuestas a los ideales declamados por Estados Unidos. El escenario internacional sigue cambiando, las disputas geopolíticas se intensifican y la balanza multipolar comienza a inclinarse en detrimento del imperialismo unipolar. Vía Rebelión Reflexión: Condenamos todo tipo de imperialismo, sea Estados Podridos, ejem Unidos, o China. Solidaridad con los pueblos! Abajo el imperialismo! @David_Zaplana

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